Mitos que empozoñan nuestras vidas

Hace ya tiempo que vengo dándole vueltas a una entrada que aborde el tema de los grandes mitos en torno a los cuales gira la vida de casi todo el mundo. Mitos que por otra parte suelen hacer mucho daño.

MITO NÚMERO UNO: Si tú cambias TODO cambia.

Es un mito muy de moda en nuestros días. Vende mucho porque la superficial sociedad de consumo que nos ha tocado sufrir y la banalidad insulsa de muchos programas de TV viven de hacernos creer que todo lo podemos sólo con cambiarnos el peinado o el estilo de vestir.

Y nace también de una corriente de autoayuda surgida con fuerza en los años 80 y que yo defino como "autoprogramación". Según esta corriente, es importante repetirse una y mil veces que somos felices aunque nos estemos haciendo pedazos por dentro y por fuera. Según esta corriente, si te repites muchas veces que eres feliz y estupendo, te lo acabarás creyendo, y si logras "visualizarlo" ya ni te cuento. 

En realidad, la mente humana no funciona así. Es más, repetirse consignas como loros amaestrados constituye una de las formas de programación más dañinas porque van en contra de lo que te dicta lo más profundo de tu ser. Si tu subconsciente lucha por hacerte ver que tu vida es una porquería, HAZLE CASO, no lo reprimas más o potenciarás tu estado de malestar psicológico, tu ansiedad y tu angustia.

Libérate, no impongas a tu subconsciente o a tu yo más íntimo cómo sentirse. Si te sientes mal, siéntete libre para EXPRESARLO y chillar si hace falta, y sobre todo ANALIZA por qué te sientes mal. ESCUCHA a tu cuerpo. Tal como reza el título de un libro de Alice Miller, "El Cuerpo Nunca Miente".

Somos nosotros y nuestras circunstancias. En este punto soy totalmente ortegiana, si se me permite la expresión. 

El ser humano es como una planta, sin un buen entorno, sin luz, sin un buen sustrato, NO puede florecer y mucho menos sentirse pleno. No hablaré de felicidad porque no creo que el ser humano pueda alcanzar un estado de felicidad permanente, pero sí hablaré de plenitud.

MITO NÚMERO DOS: La GENÉTICA tira.

Es mentira. Con frecuencia uno se siente extraño en su propia familia y muy cercano de amigos y hasta de conocidos, vecinos o compañeros.

Mucha gente se siente extraña en su propia familia biológica, no se reconoce en ella y nunca llega a establecer unos lazos afectivos realmente fuertes con sus propios padres aunque estos sean biológicos.

MITO NÚMERO TRES: Los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos.

Estamos hartos de oír hablar de maltrato parental. Hay padres que no sólo son incapaces de amar, sino que dañan intencionadamente a sus hijos para someterlos o manipularlos a su antojo y conveniencia. Algunos padres sólo quieren lo mejor para sí mismos aunque eso implique utilizar a sus hijos.

MITO NÚMERO CUATRO: El trabajo os hará libres.

El trabajo aporta sobre todo los recursos imprescindibles para sobrevivir y hasta puede que cierta satisfacción, la de sentirnos útiles o "realizados", pero de ahí a que nos haga libres hay un abismo.

Largas jornadas laborales como las habituales hoy en día, apagan la luz del ser humano y sobre todo lo esclavizan. La vida es un tiempo para CRECER espiritualmente y también para amar y aprender. Y para ello se necesita TIEMPO. El ser humano necesita tiempo para conocer su entorno pero sobre todo para conocerse a sí mismo. Los viajes más importantes, trepidantes y enriquecedores son siempre al interior de uno mismo.

El trabajo intenso nos aparta del fin último de la vida, nos deshumaniza, nos roba la oportunidad de crecer a nivel espiritual y de ayudar a otros. Y también nos distrae de lo esencial.

La vida actual, que impone largas jornadas de trabajo para sobrevivir, es ciertamente atroz en ese sentido. 

Por otra parte, hay gente utiliza el trabajo como medio para acallar demonios interiores, como una especie de adición. Pero los demonios interiores no se van nunca. Siguen ahí, agazapados, esperando el momento de asomar su monstruosa cabeza y no se combaten precisamente con el agotamiento. 

MITO NÚMERO CINCO: La ciencia y la tecnología resolverán todos los problemas de la humanidad.

La ciencia y la tecnología solucionan algunos problemas y crean otros. Cuando Fleming descubrió la penicilina su principal preocupación era la superpoblación y cómo un medicamento capaz de curar una de las causas más frecuentes de mortalidad (las infecciones) iba a disparar la superpoblación mundial. Y acertó. La población mundial creció como nunca antes lo había hecho tras el descubrimiento de tan eficaz medicamento. Y no es un tema baladí.

Cuando hablamos del "peak-oil" siempre aparece alguien que propone alternativas y que manifiesta un entusiasmo sin límites por las energías renovables (también llamadas limpias). Aunque las energías renovables son en cierta medida ilimitadas (mientras el sol no se apague dispondremos de tanta energía solar como la irradiancia y la insolación solares permitan) están lejos de ser limpias porque no debemos olvidar que para construir paneles solares se utilizan materiales cuya extracción y procesado son altamente contaminantes.

La ciencia y la tecnología tienen sus límites también en lo que a satisfacción vital se refiere.

MITO NÚMERO SEIS. Nuestro entorno y nuestras experiencias vitales moldean nuestro carácter.

Más allá de cómo nos educaron y de lo vivido, hay siempre algo en nosotros que nos enseña el camino correcto, hay en el ser humano un algo tozudo e indestructible que se resiste a la manipulación y al engaño, al sometimiento y a la aniquilación. Aún cuando las

circunstancias que nos rodean no sean favorables a nuestros valores, principios o personalidad, ese algo nos ayudará a resistir. Hay gente que cree que una mala experiencia nos hará más insensibles o menos empáticos, cuando suele suceder lo contrario; el sufrimiento nos acaba haciendo más humanos y más sensibles, hasta llegar a sentir y compartir el sufrimiento no sólo humano sino también el de otros seres vivos. Podría decirse que de alguna manera, el sufrimiento nos acerca al resto de seres vivos.

MITO NÚMERO SIETE. Lo que no te mata te hace más fuerte.

El cuerpo tiene un límite. No juguemos con eso. Todos conocemos casos de gente que tras una crisis nerviosa o un stress emocional muy intenso y prolongado vieron irreversiblemente dañada su salud. Me viene ahora a la cabeza el caso de un vecino al que una serie de problemas y conflictos graves con sus padres le ocasionaron un lupus del que no se recuperó nunca y con el que habría de convivir los casi 30 años que le quedaban de vida.

MITO NÚMERO OCHO. Nadie quiere morir y la perspectiva de la muerte angustia a todos.

Yo estuve al borde de la muerte en una ocasión y no sentí el más mínimo atisbo de miedo.

Si has vivido de la manera que has deseado, si no te has traicionado a ti mismo,...estás en paz y con eso basta para afrontar los últimos momentos con la mayor serenidad del mundo. Al menos a mí, me bastó.

En este punto, encaja bien la canción "MY WAY", tan famosa y tantas veces versionada.

Elige tu camino sin hacer caso de imposiciones, ni de convencionalismos sociales, ni del qué dirán. Si respetas a los demás y te respetas a ti mismo, lo demás viene rodado. 

MITO NÚMERO NUEVE. Envejecer y morir sólo es muy triste.

De momento no envejecí mucho, pero sí sé lo que es estar al borde de la muerte. Y morir sólo no tiene por qué ser triste ni angustioso.

Uno nunca se siente sólo si está en paz consigo mismo. La vida en pareja puede ser mejor si encuentras a la persona adecuada para hacer el camino, pero si esa persona no llega a tu vida, no desesperes porque si te cuidas y te escuchas, si logras un buen equilibrio interior, tú serás tu mejor compañero.

Por otra parte la inmediatez de la muerte proporciona una lucidez y un coraje como nunca antes habías sentido. En las postrimerías de la vida uno se siente capaz de enfrentarse a todos los convencionalismos habidos y por haber, en esos momentos no importa nada el qué dirán. En los momentos que pasé al borde de la muerte-con mi madre a mi lado-sentí por ella el odio más profundo del mundo y por primera vez en mi vida tuve el valor de reconocer ese odio tanto tiempo reprimido y logré echarla de mi lado sin sentir culpa.

Morir sólo es mil veces mejor que morir mal acompañado.

MITO NÚMERO DIEZ. El ser humano es malo por naturaleza.

En general el ser humano no está hecho ni para la maldad ni para la guerra. Sí, hay gente mala (yo diría más bien narcisista, egoísta o psicópata) pero incluso esa gente busca rodearse de buenas personas y detesta sus defectos en los demás. 
La guerra y la maldad nos destruyen irremediablemente. Ir contra nuestros principios durante largos períodos de tiempo puede destruirnos más fácilmente que una bala a 3 o 4 machs. Como decía cierto famoso pensador: "El bien se alimenta a sí mismo, el mal se destruye a sí mismo".

Existen la maldad y las guerras pero no estamos hechos para soportar ni lo uno ni lo otro largos períodos de tiempo. El alma humana busca y anhela siempre la bondad y la paz incluso cuando hace el mal, su fin último, su objetivo primordial son la paz y el amor.

MITO NÚMERO ONCE. El tiempo todo lo cura.

Hay cosas que sí y otras que no. Hay gente a la que la muerte de un ser querido la sigue emocionando y doliendo 30 años después del deceso. Que siente ese sufrimiento aún vivo e intenso en su interior, tanto como hace décadas.

MITO NÚMERO DOCE. El psicoanálisis no es una ciencia. 

El psicoanálisis tiene base neurológica. De hecho son ya muchos los neurólogos que actualmente confirman todas y cada una de los postulados y tesis del psicoanálisis.
Eric Kandel-premio Nobel de Medicina en el año 2000-decía del psicoanálisis que representa la visión más coherente e intelectualmente satisfactoria de la mente.

MITO NÚMERO TRECE. Todos llevamos un enemigo dentro.

No es cierto. Ocurre a veces que nos boicoteamos pero siempre, absolutamente siempre, hay una razón para ello. Sólo hace falta encontrarla.

Si alguien se boicotea, se autolesiona, de daña de alguna manera, es porque el subconsciente intenta desesperadamente decir algo. Si no lo escuchamos, se desespera.

Y pondré un ejemplo. Una amiga mía boicoteaba sin cesar su éxito laboral. Llevaba ya unos años trabajando con contratos y por un salario modesto y cuando por fin le ofrecieron un contrato indefinido, ella no pudo aceptarlo aunque aquel trabajo era el sueño de su vida. Encontró mil y una excusas para rechazarlo.
¿Por qué habría de hacer alguien algo así? En ese momento cualquiera pensaría que ella se estaba boicoteando, que boicoteaba su propio éxito profesional.

Sin embargo poco después descubrió que sus padres se habían estado apropiando de importantes cantidades de dinero de sus cuentas bancarias. El subconsciente sabía que de ese éxito se iban a aprovechar aquellos a los que tanto destestaba; SUS PADRES.
El subconsciente es INTUITIVO y sabe cosas que el consciente desconoce o se niega a aceptar. Hazle caso si intenta decirte algo porque a veces no, pero otras veces acierta de pleno.

MITO NÚMERO CATORCE. En la sociedad actual envejecer es un trauma.

Es cierto sólo hasta cierto punto. Efectivamente, en la sociedad actual se le da mucha importancia a la imagen y a la juventud pero si tienes una pasión en la vida (todos tenemos una, sólo hace falta buscarla y encontrarla), ni te fijas en esas cosas. Ya no le das tanta importancia al paso del tiempo ni a una cana.
Normalmente cuando una persona siente un temor inmenso por el paso del tiempo en realidad es el subconsciente que le habla en clave, que intenta decirle "estás dejando escapar la vida sin hacer algo trascendente para ti o para los demás, sin cumplir un sueño o sin aprovechar para crecer a nivel espiritual". Si hiciéramos más psicoanálisis, no tendríamos necesidad de tantas cirugías.

Hay gente que siente un pánico atroz ante la proximidad de su cumpleaños por ejemplo. O que sueña que se ha muerto o incluso ya la han enterrado. Eso no significa más que que su subconsciente le avisa de que está dejando escapar el tiempo y la oportunidad de hacer con su vida lo que realmente desea hacer. Escuchad las señales de vuestra mente y de vuestro cuerpo y sobre todo dedicad tiempo a conoceros.

MITO NÚMERO 15. Se necesita mucho dinero para vivir.

Eso es lo que nos quieren hacer creer las élites, para mantenernos atados a un trabajo esclavizante un montón de horas diarias. Pero necesitas menos cosas de las que piensas. Es más, casi todos podríamos prescindir del 80% de las cosas que guardamos en casa y que no recordamos siquiera por qué las compramos un día.

Dejando de lado el comer y un techo (imprescindible para todos), lo demás es casi siempre prescindible.

¿Necesitas un par de viajes al año para sentirte plena? El viaje más barato y enriquecedor es el viaje al interior de uno mismo. La industria turística mueve miles y miles de millones de euros, no caigas en la trampa de pensar que necesitas viajar para sentirte plena o más culto/a o mejor persona.

¿Necesitas cambiar de ropa cada temporada? Yo tengo vaqueros que aguantan 10 o 12 años de uso frecuente y medias que aguantan más de un lustro, anoraks que pueden durar 20 años, zapatos que aguantan hasta 7 u 8 años (sobre todo los de verano que se suelen poner menos), bufandas que tienen 15 o 16 años...etc. No caigas en la trampa de las modas fútiles.

¿Necesitas un coche? Salvo la gente que lo necesita para su trabajo (comerciales, enfermeras a domicilio, repartidores...), a los demás nos resulta prescindible.

¿Necesitas cremas, maquillaje y potingues caros? La mayoría de los cosméticos llevan sustancias tóxicas o de dudosa seguridad. El mejor tratamiento de belleza es dormir bien.
¿Necesitas una casa grande? 60 o 70 m2 son suficientes para una pareja. Más superficie es inútil y sólo sirve para esclavizarse con la limpieza y el mantenimiento.

Piénsalo, el dinero es tiempo que te quitas a ti mismo, a tu cuerpo y a tu mente para evolucionar y disfrutar de la paz del silencio. No lo dilapides. No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita.

Imágenes: Pixabay.